FOTOGRAFÍA

Entre estos recursos culturales figura la fotografía como manifestación de un mundo que desaparecía rápidamente, tal y como lo expresará, en su estancia en Japón, el fotógrafo italiano Felice Beato, considerado el padre de la fotografía japonesa, así como el resto de los artistas occidentales que dejaron constancia de la sociedad nipona. El fotógrafo japonés Shiro lchiki realizará el primer daguerrotipo con el retrato del príncipe feudal Satsuma, en 1857. La fotografía suscitó gran interés entre todas las castas sociales japonesas y se abrieron numerosos estudios dirigidos por fotógrafos autóctonos, como los famosos Hikoma Ueno y Shimoka Renjo, quienes inauguraron su estudio en Nagasaki y Yokohama en 1862. La enorme importancia de la técnica del grabado japonés ukiyo-e será la base de la fotografía japonesa a través de sus temáticas, encuadres, personajes y escenas, llegando a colorear a la manera ukiyo-e las fotografías y ocupando a lo largo del siglo XIX el lugar de los grabados. Será este medio artístico el que muestre la transformación que se produjo en la sociedad japonesa tras su apertura a Occidente.

Los primeros fotógrafos japoneses experimentaron, sin duda, la fascinación de la pintura ukiyo-e tanto por lo que se refiere a la elección de los sujetos como por el encuadre y el colorido posterior a la impresión. De hecho, pintores especializados coloreaban a mano las fotografías para imitar las estampas populares y policromadas de los artistas que trabajaron con técnicas xilográficas.

De esta manera, si bien sustituyó en buena medida al ukiyo-e, la fotografía se erigió como uno de los principales medios por el cual el nuevo Japón quedará fijado en la eternidad.