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BIJIN

La visión de la mujer en el ukiyo-e

Bijin significa ‘mujer hermosa’, una figura esencial del ukiyo-e. La representación de la figura femenina fue extensa dentro de la producción de los artistas de ukiyo-e, un auténtico reclamo para plasmar la esencia del contexto de la nueva sociedad, las modas cambiantes, la belleza idealizada y la sensualidad, la gracia y la opulencia. Toda esta plástica nos ayuda a entender la compleja situación de la mujer en este periodo de la historia de Japón.

 

Las geishas eran artistas, bailarinas e intérpretes de instrumentos, no prostitutas. Poéticamente denominadas en Japón ‘mariposas de la noche’ constituyeron una auténtica profesión de refinadas anfitrionas-entretenedoras, expertas en el arte de la conversación. Actuaban en las casas de té o sobre las yakatabune, embarcaciones con cabina que surcaban las aguas del río Sumida y, si lo solicitaban, también en los palacios de los clientes más nobles. Vestían con elegantes kimonos, pero de modo más sobrio y menos ostentoso que las cortesanas.

 

La ōiran, cortesana de alto rango, era el sostén de la vida de los barrios de placer. Además, tenía que ser diestra en poesía, en la interpretación de diversos instrumentos musicales y en diversas artes. La yūyo, mujer de placer, era y no era a la vez una prostituta, puesto que se recompensaba con dinero, pero solo con el dinero no se la podía tener.

 

La tayū estaba considerada el nivel más alto dentro de las cortesanas, era capaz de mantener conversaciones sofisticadas, conocedora de la etiqueta de la corte y podía frecuentar a los nobles y personajes destacados.

 

La realidad de este mundo no se debía indagar para no estropear la diversión. Un mundo dorado, solo aparentemente, idealizando la belleza de los placeres de la vida, que la cortesana pagaba con una existencia desesperada. Las mujeres se hacían cortesanas para mantener a los padres ancianos o para conseguir dinero en préstamo, aunque también podían haber sido raptadas o vendidas: los contratos eran vejatorios y preveían el tener que trabajar día y noche en cualquier cometido en el ámbito de la organización de la casa.

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BIJIN

Textil y ornato

El kimono, que significa ‘lo que uno usa’ o ‘lo que uno porta sobre los hombros’, es un atavío indistintamente masculino y femenino, constituyendo el vestido tradicional japonés. A diferencia de la indumentaria occidental, cuyo corte y confección suele ser algo complicado mientras que llevarla es muy sencillo, con el kimono ocurre lo contrario.

 

Extremadamente simple en estructura, puesto que está compuesto por siete elementos de tela conformando una sola pieza, la complicación resulta de la operación en envolver el cuerpo en él. La forma viene dada por la ayuda del obi, la banda que rodea la cintura. Dependiendo de cómo se lleve, adquiere un aspecto elegante o descuidado, austero o coqueto.

 

El kimono de los hombres llegaba hasta los tobillos, mientras que el femenino llegaba al suelo y se solía recoger en pliegues por encima del obi. Todo ello se complementa con múltiples elementos que elevan la complejidad del atavío, muy especialmente en el caso de la mujer.

 

En los grabados del ukiyo-e dedicados a la bijin, el diseño del kimono es un elemento esencial en la representación, tanto por el juego plástico que otorga como por la función de enfatizar aquellas cualidades que se imponían al género femenino. A través del kimono y los elementos decorativos también es posible identificar el papel de la mujer de la época, su posición social y la cronología.

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