COLOR

Chagall es reconocido como el gran maestro del color. Desarrolló un mundo de rico simbolismo, de colores brillantes con matices imposibles. Colores saturados y vibrantes, tonos luminosos e intensos, que definen su obra y contribuyen a crear su universo onírico. El artista comprende la esencia del color, con el que transmite sensaciones y emociones, modificando la realidad a través de su paleta.

En su juventud parisina estableció relaciones muy estrechas con los poetas más innovadores de las vanguardias. Ellos comprendían el mundo mágico y metafórico de sus pinturas y le apoyaban en sus proyectos.

El colorido ambiente del circo cautivó a Chagall desde su infancia. Los payasos y acróbatas traen a su memoria los días de feria en Vitebsk, cuando entre música y malabarismos soñaba con una vida bohemia. En París disfrutaba de las sesiones en el Circo de Invierno acompañado por Ambroise Vollard, sumergiéndose en una atmósfera seductora, entre animales, trapecistas, luces y lentejuelas. Todo ello conformaba un universo fantástico, en el que difícilmente se distingue la línea que separa la realidad del sueño.

Chagall, crea un lenguaje propio, luminoso, profundo, con el que transmite que un mundo diferente es posible; en el fondo, un mensaje de esperanza.