LA BELLEZA - EL PODER DE LA INSPIRACIÓN
«El artista debe mantenerse fiel a sí mismo y
a sus raíces nacionales.»
—Alphonse Mucha
En 1910, Mucha volvió a su patria tras veinticinco años de ausencia casi ininterrumpida. Su intención era hacer realidad una vieja ambición: usar su arte en provecho de la libertad política de su país. Por este objetivo trabajó sin descanso, dedicando los siguientes diecisiete años a su proyecto privado La epopeya eslava —un ciclo de veinte pinturas monumentales sobre la historia checa y eslava— al tiempo que aceptaba encargos al servicio de causas con las que simpatizaba.
Esta última sección presenta ejemplos de la última etapa de Mucha, como Canción de Bohemia (1918), una obra alegórica pintada el último año de la Primera Guerra Mundial en homenaje a la solidaridad eslava, junto a carteles como el de la celebración del décimo aniversario de la fundación de Checoslovaquia (1928), ocasión en la que pudo verse por primera vez en Praga La epopeya eslava. Sin renunciar a la centralidad de la figura femenina en la composición, estas obras la convierten en un símbolo espiritual que, ataviado con trajes folklóricos —«el alma de la nación», según Mucha—, buscaba inspirar y unir a los pueblos eslavos en torno al objetivo común de crear un mundo mejor.
Coro de Profesores Moravos, 1911
Litografía a color
106 x 77 cm
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